¿Cómo percibimos nuestro cuerpo?

Existe por un lado la imagen real y por otro la imagen mental de nuestro cuerpo: una representación psíquica del mismo. Esta representación psíquica o mental, además de contener nuestros rasgos físicos, la constitución de cómo percibimos nuestro cuerpo en sí mismo está cargada de emocionalidad, de sentimientos, de vivencias infantiles y de patrones inconscientes que nos fueron dejando huella en el desarrollo de nuestra autopercepción.

Podemos decir, entonces, que la imagen mental de nosotros mismos es una construcción psíquica, que vamos realizando a lo largo de la vida, desde los primeros años y sobre todo en la adolescencia, como momento clave para el desarrollo de nuestra identidad. En esta construcción influyen distintos factores del contexto que nos rodea. Entendemos por contexto a nuestra familia, nuestras experiencias escolares y vinculares, y otras experiencias que van dejando marca en nuestra psiquis, durante nuestro crecimiento.

Esta representación mental, de ninguna manera es estática, todo lo contrario. Puede ir variando a lo largo de nuestra vida, ya que no somos seres estáticos, sino que como seres humanos estamos atravesados por distintas experiencias internas y externas que nos van transformando constantemente. 

Por un lado es un aspecto positivo, porque significa que si nuestra autopercepción corporal está distorsionada, como sucede en los trastornos alimenticios, se puede trabajar sobre ella para que entre en sintonía con la imagen real y nuestro cuerpo real. Los datos reales de como somos, con nuestros rasgos, nuestros órganos, nuestro peso, nuestra altura.

La distorsión en nuestra imagen corporal puede traer trastornos alimenticios y emocionales graves. Si bien se pueden revertir llevando a cabo un tratamiento psicológico, es un buen paso, identificar, en el caso de que existiera, aquello que nos angustia o no nos gusta de nuestro cuerpo; dos aspectos para comenzar a transformarlo: 

  • Si está dentro de los parámetros saludables o atenta contra mi salud
  • Si realmente lo hacemos por y para nosotros o porque lo que realmente nos importa es la mirada del otro.

De todos modos, siempre recomiendo, amigarnos con aquella parte o aspecto de nuestro cuerpo que hoy nos hace sentir incomodos o no nos gusta. Los invito a hacer una visualización corporal, les dejo las indicaciones:

  • Siéntate en un espacio cómodo, o si prefieres acuéstate 
  • Pon una música baja relajante. Recomiendo alguna música de meditación
  • Ve haciendo un repaso de todo tu cuerpo, respirando por la nariz, sin abrir los ojos. Desde tu pelo hasta tus pies. 
  • Mira cada parte de tu cuerpo, agradece por ella.
  • Si en algún momento llegas a una parte de tu cuerpo que no te gusta tanto, piensa porque, piensa como puedes sentirte mejor, se amable contigo misma. Imagínate esa parte en su mejor versión, quizá si es tu pelo, imagínatelo perfumado, sedoso.

Todos somos distintos, y eso es lo más enriquecedor de los seres humanos, se amable contigo misma/o.

Juliana Bereny

Colaboradora

Psicóloga argentina por profesión, vocación y pasión. Es feliz enseñando psicología y ayudando a las personas. Le encanta investigar sobre terapias alternativas y vías que lleven al interior. No hay un solo camino, lo importante es encontrar el tuyo.