La vida nos presenta desafíos constantemente. Algunas veces son pequeñas cosas, casi imperceptibles. Otras veces son grandes desastres. Tragedias. Cada situación es un aprendizaje, una lección para poder cambiar o mejorar.
Hace un mes hice el curso de El Arte de Vivir y mientras escuchaba a Beatriz Goyoaga contarnos diferentes vivencias personales, explicarnos las técnicas de respiración y plantearnos interrogantes sobre nuestra vida sentía dentro mío un cambio.
Como todo cambio, no fue algo instantáneo, y todavía lo sigo batallando. El camino de la mente al corazón. Algo que me quedó tan grabado que lo pienso todos los días. Está tan cerca pero tan lejos a la vez. Hacemos tanto con la mente y tan poco con el corazón. Nos enfurecemos por cosas que son inevitables, porque el presente mismo se da así. Pero no se puede cambiar. Y renegamos, tratamos de negociar con nosotros mismos sin encontrar una solución que vaya hacia adelante. Aceptar al otro tal como es, porque no puede ser de otro modo, lo hacemos por nosotros mismos. Y parece una tarea tan difícil, pero la realidad es que nosotros también comentemos errores, y los accidentes pasan.
En el día a día miles de pequeños desafíos se nos presentan. Elegimos un camino y seguimos avanzando, casi sin percibir que hemos aprendido algo. Que ese aprendizaje, por más diminuto que sea, es una herramienta para poder seguir con nuestras vidas. O quizás simplemente parece pequeño porque antes adquirimos la fuerza para poder sobrepasarlo.
Muchas veces cuando nos pasa algo grande, las personas se sorprenden por nuestra reacción. No es falta de interés, por dentro estamos lidiando con lo que pasó, pero la vida sigue. Hay que seguir hacia adelante, porque marcha atrás no podemos ir. No podemos cambiar el presente, pero podemos mejorar nuestro futuro.
Eso intentamos hacer cada mañana cuando nos levantamos y comenzamos nuestra aventura que es la vida misma. Este espacio que brindamos es un pequeño recreo, es un intento de darle color a tu día, de entretenerte. Vamos juntas a ver las colecciones locales e internacionales, así le ponemos un poco de ritmo a los últimos días del verano.
¡Y vamos para adelante!
* Artículo original publicado en la Revista Slm de marzo 2015
