Hablamos de su marca con un estilo bien definido, sus ventas en New York y el seminario de tendencias. La talentosa diseñadora y emprendedora cuenta sus orígenes y da consejos a jóvenes creadores.
Con más de 20 años en el mundo de la moda, Vero Alfie es una de las diseñadoras argentinas que no se queda quieta y disfruta de evolucionar. Para la entrevista, nos vimos en su showroom y oficina de Palermo, a una cuadra de su tienda. Cuando llego me ofrece un té y empieza a hacerme preguntas acerca de mi apellido, mis orígenes y mi familia, estableciendo ahí mismo el tono que tendrá nuestra charla. Ella no está en “estrella”, ni se muestra distante ante las preguntas y en todo momento del intercambio quiere saber mi opinión.
“Antes de ser diseñadora era vestuarista,” me explica acerca de sus comienzos, “porque la carrera de indumentaria allá por el 85 no existía, y yo estudié escenografía y vestuario. Como mi papá era textil, mientras hacía la carrera empecé con una amiga a fabricar ropa. En su momento empezamos a vender mucho. Eran otras épocas porque no había casi competencia y porque la chica con onda era la que hacía ropa. Se creó la carrera de indumentaria y textil, hace unos 25 años. Y ahí yo ya estaba trabajando de eso porque había ganado el concurso de jóvenes diseñadores de Alpargatas, y me llamaron para dar una de materia.” En ese mismo lugar, conoció al dueño de Yagmour que le ofreció trabajar con él. Con sólo 23 años, Vero Alfie ya era Jefa de Producto de un gigante de la moda masiva argentina.
Durante varios años siguió con la marca hasta que, luego de especializarse en el FIT (Fashion Institute of Technology) y en el COUS (Color Asociation of the United States) en Nueva York, cambió de rumbo a Vitamina. “Tenía ganas de hacer algo más elaborado,” detalla la diseñadora, “y justo cuando volví me llamaron, y la marca era un furor.”
Pero después de estar 10 años en relación de dependencias, el intenso ritmo de vida y los constantes viajes ya no coincidían con sus objetivos personales. “El ritmo era como para una chica soltera y sin hijos. Entonces, decido irme y armar un estudio de diseño con asesoría al cliente. Empecé a asesorar marcas como Ayres, Jazmín Chebar, en un momento asesoraba más de 20 marcas acerca de cómo estructurar una colección comercial.” Y de ahí comienza su trabajo con las tendencias, que hoy pueden aprenderse en el Seminario Visiones. El primero fue en el bar de su hermana, pero hoy es un taller muy importante de moda y decoración, que se dicta no sólo en Buenos Aires, también en Paraguay y en Chile, con contenidos adaptados a cada país.
La marca propia llegó un poco después. “Trabajar en dos marcas tan importantes me dio mucho conocimiento, porque tenía el ejercicio de armar varias colecciones dentro de una misma colección.” El primer intento llegó en Tienda Tres, espacio que compartía con María Lombardi y Flavia Flavia Martini. “Era un suceso terrible. Pero, yo quería hacer mi marca. Ellas decidieron salirse y quedó el local solamente para mi.”
Jóvenes diseñadores
Haber trabajado en dos grandes marcas masivas como Yagmour y Vitamina durante tanto tiempo le enseñó técnicas de trabajo que pueden adaptarse a jóvenes diseñadores y marcas emergentes hoy. “Yo creo que todos los diseñadores deberían hacer los deberes trabajando al menos 10 años en una marca bien grande porque el diseño es solo una parte del proceso, el 30% te diría. No estoy de acuerdo con los recién egresados que se largan con su marca. Hay tantas cosas que aprender de una empresa, sin gastar tu fortuna o la de tu papá.”
Respecto de la colección, la diseñadora y empresaria marca que es fundamentar respetar el proceso de armado, para lograr objetivos comerciales. “Armar los boards, con los con los 3 tipos de productos que hay que tener para lograr una colección bien articulada. Decir cuantas prendas de arriba y cuantas de abajo, y mandarla en 3 etapas porque tu cliente va a volver a encontrar novedades. La idea es que la marca este activa los 6 meses.”
Para Vero Alfie, meterse en el placard femenino es infaltable en todo proceso de armado. “El diseñador debe detectar qué quiere una mujer, para poder tenerlo en su propio estilo. Si hay una propuesta de noche, los vestidos por ejemplo. Hay que saber cual es el estilo y la esencia, sin repetir un recurso 28 veces. El mix de texturas y de producto debe llegar a algo rico.”
Después de armar un board, definir una estrategia de precios. “Tomar las prendas pensadas y decir en qué precios se van a vender. Si las marcas competidoras venden a un precio, y las marcas grandes a otro, establecer el valor.”
Ser feliz
En su tienda como en su ropa, el secreto está en el detalle. Desde la atención personalizada, que llega al punto de tomar los datos de una clienta que compra un vestido de fiesta para que no haya otra invitada con el mismo look. Las prendas varían entre básicos y looks extravagantes como minis con brillos, o largos vestidos de noche de su reciente micro colección “Noche Mágica”.
Sobre los muebles, pequeños sobres estampados para llevar en la cartera, sweaters con bordados y un set de collares bien exclusivos. “El cliente quiere saber la historia del producto porque quiere saber que es ‘one of a kind’. Los collares que casi se agotaron están hechos con piezas antigüas y la historia que tienen detrás lo hace más interesantes.”
Los logros para Vero Alfie siguieron acumulándose. Desde hace un año, sus productos se venden en la exclusiva tienda norteamericana Anthropologie que compra poca variedad pero en grandes cantidades. “Ellos saben lo que quieren de la colección,” explica Vero.
¿Cómo vive su crecimiento? Feliz. “Estoy contenta porque estoy haciendo lo que me gusta, que es lo más importante de todo, más que ganar plata. Hago parte de mi ropa en la India y tengo la representación allá de algunas marcas como Jazmin Chebar y María Cher. Lo que más me gusta es hacer mi marca.”
* Artículo original publicado en la Revista Slm de mayo 2014
