La rueda de la moda nunca se detiene. Lo que hoy es actual mañana ya es viejo, y lo de ayer ya está a la venta con descuentos.
Vivimos en una vorágine de tendencias, desfiles, presentaciones y en constante cambio y movimiento, que a veces pareciera que no tenemos un momento para sentarnos y disfrutar de este maravilloso mundo de colores y texturas.
Nos vestimos a la mañana, nos desvestimos a la noche, nos cambiamos de ropa el sábado a la tarde. Guardamos todo en el placard y lo volvemos a sacar.
Donamos ropa vieja, compramos las prendas que nos enamoraron desde el primer día que entraron al local, esperamos el sale para hacernos de esas pequeñas joyitas y de esos básicos que luego cumplirán con su ciclo. Parece tan obsoleto que asusta.
Por eso es un respiro de aire fresco poder recorrer una feria de diseño o encontrarse con un diseñador y que nos cuente la historia detrás de cada prenda. Nos recuerda que en cada remera, en cada sweater, en cada pantalón, vestido o falda hay mucho para contar.
Hay historias que quedan en el recuerdo. Cada prenda que usamos se transforma en memorias de los lugares que visitamos, de las personas con quienes charlamos, de las vivencias que nos contaron. Como ese vestido que usamos para ir a nuestra primera fiesta de 15, o el pantalón que usamos el primer día en la universidad, el traje que usó nuestra pareja para el día del casamiento, o ese par de zapatos que usamos hasta cansarnos.
Acompañanos en este número que tenemos muchas historias para contarte. Como la de la modelo argentina Naomi Preizler que creó una línea con sus dibujos para AY Not Dead, o la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada que nos enamora con cada diseño romántico, o mismo de Jeffrey Campbell que llegó a nuestro país con sus codiciados zapatos de tacos altísimos.
Bisous,
Betsy.-
