Brujas malvadas, trucos de magia, una pizca de romance y una aventura que convierte a un mago tramposo en el gran Wizard of Oz.
Contiene spoilers
Una nueva aventura reversiona la historia del gran Mago de Oz, donde James Franco personifica a Oscar Diggs, un mago que realiza trucos en un circo de dudosa reputación en Kansas. Al igual que la película de 1939, Oz sale volando durante una tormenta y su globo aerostático lo lleva a estrellarse en la colorida y mágica tierra de Oz. A diferencia de los trucos de magia del mundo real, en Oz hay brujas y magos con poderes especiales.
El primer personaje con quien Oscar se encuentra es Theodora (Mila Kunis), una bruja que dice ser buena y que tiene el atractivo suficiente para conquistarlo. Ella cree que tal como se predecía, él era en gran mago que llegaría para salvarlos a todos de la bruja malvada, que no sería una tarea fácil.
Oscar se ve tentado ante el gran tesoro y el poder que le daría ser el rey de la tierra, por lo que decide ayudarlos. Evanora (Rachel Weisz), la hermana de Theodora, estará allí lista para sembrar la semilla de la duda en la incrédula morocha y armar un equipo de Wicked Witches para enfrentarse a la buena Glinda (Michelle Williams) y su pueblo.
Hay varias coincidencias entre la vida de Oscar en el mundo real y las aventuras en las que se embarcará mientras recorre el camino de ladrillos amarillos, y algunos guiños al espectador atento y conocedor de la historia original. Un león y un espantapájaros, una joven Glinda y unos zapatitos verde esmeralda (a diferencia de los rojo rubí de Dorothy).
Esta historia que podría considerarse una precuela a The Wizard of Oz tiene sus puntos a favor, como los efectos especiales en el mundo en 3D, la música y a James Franco, y otros no tan favorables, como la falta del hombre de hojalata. Pero, tal como lo dice Oz hacia el final, puede que no sea lo que uno esperaba, sino lo que uno necesitaba.
* Artículo publicado en la edición de abril de Slm
