Hace unos días asistí a un evento de adidas donde nos recibió Luján Cambariere, especia-lista en las diosas griegas, y a través de un juego cada mujer elegía tres objetos de una gran mesa. La idea era descubrir qué diosa tiene cada una reflejada en su perso-nalidad.
Me pareció muy interesante ver como cada diosa se destacaba por no detenerse hasta conseguir su meta, sea ésta el amor, los hijos, la familia o logros propios y laborales.
Así deberíamos vivir todos. Cada día arriesgarse un poco, animarse a más, no quedarse quietos, salir a buscar lo diferente, lo que contrasta, lo que nos hace mejores personas.
Arriesgarse es estar en constante movimiento, para conseguir ese balance entre lo que está estable y lo que queremos mejorar. Porque ahí está el camino para el éxito. En los riesgos que tomamos.
No hablo obviamente de arriesgar la propia vida, sino de jugarse. Todos los días uno debería intentar hacer algo que su yo común no se animaría. Y es probablemente lo que hicieron muchos diseñadores, escritores, empresarios, deportistas y personalidades que hoy están en la cima. Se jugaron por lo que querían, como dioses del Olimpo.
Me imagino, por ejemplo, a Santiago Artemis la primera vez que salió a la calle con un diseño creado por él, o a Benito Fernández en el backstage de su primer desfile, o incluso al trio de actores de Twilight en sus primeras grabaciones.
Pienso que en cada uno de nosotros hay una chispa de valentía, que nos mueve a ir detrás de nuestros sueños hasta hacerlos realidad, porque al final del día, ese pequeño detalle es el que nos hace felices.
Cheers!
