Recorrido Cuba: La moda y todo lo demás

La Habana es una ciudad quedada en el tiempo, con sus callecitas al estilo San Telmo, y una costera muy lejos de ser Mar del Plata, con sus Fashion Shows en lobbies de Hotel, y los mercados de antigüedades que tanto atraen a los turistas. 
 
No hay moda en Cuba. Al menos no como la conocemos en nuestro país. Las mujeres se rebuscan entre herencias y jeans que compran de segunda mano, pero el gasto principal no es la ropa. 

Con sólo caminar hacia afuera del hotel en el que uno se hospeda, ya se encuentra con los paisajes de ciudadanos cubanos: la diferencia está en el jean.  Ya nadie se viste como las damas antiguas de la Habana, llenas de colores y volados, con sus abanicos de tela, las canastas de flores y los turbantes en la cabeza. Ahora lo moderno está también en voga en Cuba.

 

Ya desde su vista aérea antes de aterrizar, La Habana no es Buenos Aires, y mucho menos New York. Pero tiene su encanto, y quizás mucho más que cualquier ciudad cosmopolita.

 

Desde los balcones de edificios coloniales no cuelgan banderas, sino ropa de cama. Es que no hay «tenders» ni secarropas para las mujeres cubanas.

 

Las puertas de las casas se abren a los turistas en busca de lo tradicional y típico. Pequeñas banderas o sobreritos con la cara del Che, y mucho tejido a mano.
Carteras de cuero trabajadas a mano, una de las creaciones de los cubanos.
Los autos antiguos son un must. Es que desde los 60 no han habido cambios en los autos, con excepción de los funcionarios de Gobierno (Hay Audis y Mercedes…) Y los turistas se suben a los descapotables coloridos que son taxis y recorren la ciudad en el asiento trasero, saludando sin problemas.

 

 Recomendado: Recorrer la ciudad por adentro, dejando de lado las zonas marcadas como turísticas. Caminar las callecitas tiene su encanto, y es la representación más autóctona de La Habana, es lo que no dice el libro de turismo.

La Habana tiene una fuerte presencia militar, que recupera la memoria de los tiempos de la Revolución.

 

El Paseo del Obispo, la peatonal similar a nuestra calle Florida, pero más angosta, con sus locales abiertos hasta tarde y los pequeños bares con mesas en la puerta.
Si de postres se trata, los cubanos se acercan a Copelia. Por sólo 11 centavos de dólar, una copa de helado, contra casi 12 dólares en el Hotel.  Es, además, la más famosa de la ciudad.
Así se sirve en helado en Copelia, compoteras de plásticos y galletitas dulces.

 

 En el frente de la heladería, la bandera cubana.
Las vidrieras acumulan prendas, tanto de chicos como de adultos.

 

Lámparas tipo venecianas, de creación artesanal.

 

Y los vestidos pintados a mano.

 

Un ingeniero en sistemas devenido taxista que tuneó su auto de los años 50 para modernizarlo con reproductor de dvd y parlantes con potencia.
 Finding: Revistas cubanas de los años 50.
Fotos: Seguí la Moda
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