Miércoles, mitad de semana y el BAFWeek sigue con sus desfiles. Para esta jornada: La Ciudad de Moda, una propuesta organizada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con el fin de promover jóvenes talentos.
Cosiendo Redes, el proyecto de la Fundación Paz por la No Violencia Familiar, arrancó la jornada con bastante invitados y público general pero poca prensa (una pena, ¿quizás el horario?). Luego de unas palabras de Enrique Avogadro, Subsecretario de Economía Creativa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, comenzó el desfile.
La Fundación acompaña los proyectos laborales de estudiantes, en su mayoría desocupados o que poseen empleos precarios, a través de cursos y talleres con diseñadores como María Cher, Martín Churba o Noel Romero (Ay Not Dead). Por eso en pasarela se vieron paños de lana y satén intervenidos con estampas, retazos y estampas con engomados metalizados y una propuesta de base en blanco intervenidas con estampas de colores exaltados.
La colección Bangladesh de Daniela Sartori fue un tributo a las víctimas de la tragedia que destapó los talleres clandestinos el año pasado. “El sistema de la moda nos conduce a consumir determinadas prendas de grandes marcas y reconocidos diseñadores,” explica Sartori, y se pregunta: “¿Qué pasa si se deja de lado esa premisa y se hace del diseño una herramienta de transformación social?”.
Así su colección retoma la indumentaria de la India y el Oriente y propone piezas geométricas que a través de pliegos se transforman en túnicas y vestidos, con sólo un poco de sastrería tradicional.
Minimalista pero atenta al detalle, Andrea Urquizu tuvo una de las primeras propuestas masculinas en pasarela de BAFWeek esta semana. La colección, 27, está inspirada en el grupo de músicos que fallecieron a esa edad como Jim Morrison, Jimi Hendrix, Kurt Cobain, Janis Joplin y Amy Winehouse.
De base en blanco-negro, la inspiración rocker aplica bordados, texturas y efecto 3D. Paño, terciopelo, gasa, satén y gabardina para looks de invierno que sale a la calle sin escalas. Para su desfile, los zapatos de hombre, Lucas Sanchez, los de mujer Feliccia y los sombreros de Chappet cierran la propuesta.
El código marítimo, las mareas calmas y los remolinos de agua fueron la inspiración para Li Torres que se traduce en paños italianos, lana, algodón, telas impermeables, cuero y voile, en un mix entre calmo y caos. Con un fuerte base en blanco-negro, se asoma el azul, crudo y rojo.
Pantalones livianos con pliegos, camperas con cierres varios, frunces en los costados o apliques geométricos, tapados eternos con doble botonera, sweaters desgarrados, mochilas rectangulares de cuero, chaquetas con mix de géneros son algunas de las versiones masculinas del diseñador. A través de alianzas y desarrollos, los complementos fueron inflamables. Como los accesorios de Foret, el calzado de Patko, los bolso (¡y qué bolsos!!!) de Bastardo BA, los tejidos de Caro Sosa y los sombreros de Yan Hats. Y nosotras nos quedamos deseando que Li Torres tenga una colección femenina, porque ese tapado rojo intenso se quedó grabado en nuestra retina.
