Claramente la mujer Carolina Herrera es amante de los colores neutros, aunque se anime a los ocasionales destellos de colores del arcoiris. Un vestido, un tapado, un suit que traen el color de punta a punta. Siempre ajustados por cinturones ultra delgados, y abrigos de piel o de géneros bien pesados.
Si bien predominan los colores plenos y los lisos, algunas estampas tornasoladas o de hojas de árbol pintadas sobre colores estridentes también se roban un poco de protagonismo en la colección para el otoño invierno del 2011.
Para la noche, mucho negro y detalles de pedrería, además de los imponentes vestidos de Herrera que ya son un clásico de la diseñadora.
En los pies se llevan zapatos acordonados con tacos altos, con gamuzados combinados, o stilettos de terciopelo.
Las uñas y el make up bien de invierno con rojos profundos, marrones y negros.
