Ayer jueves fuimos testigos de una charla entre Marta Minujín y la curadora de la exposición retrospectiva, Victoria Noorthoorn, que daba inicio a la muestra «Marta Minujín. Obras 1959-1989» en el Museo Malba – Fundación Costantitni.
Lookeada con un vestido plisado rojo, de su creación, zapatos alocados y una cartera dorada de Marc Jacobs, la artista plástica argentina contestó las preguntas en vivo de su curadora, en un díalogo público.
La obra de Minujín recorre 30 años de vasto trabajo de vanguardia, en 5 ejes principales, que pueden recorrerse en los dos pisos que ocupa la muestra.
El primero, son las primeras creaciones de Minujín, que la misma artista describe como «surrealismo metafísico«. Estas son sus obras en relieves, con los separadores de las cajas de pinturas. «Quería pasar del objeto a la cosa,» explicó Marta, «y quería meterme en la cosa«. Así habla de su obra del año ’62, esa casita de colchones que realizó en su departamento de New York, y que transformó una obra de arte en una cosa que se usa.
En segundo lugar, se destaca la detrucción como construcción. A mediados de los años 60s, con el furor del Happening, Marta Minujín invitó a sus amigos artistas a quemar las obras de ella, y así crear su propia obra. Así, también creó un Carlos Gardel gigante que luego incendió. «Buscaba descolocar a la gente, sacarla de la cotidianeidad» comentó la artista.
Con la Menesunda, el tercer ejes es una de las obras que fue reconstruida para esta muestra en el Malba y que se puede visitar, Minujín creó esta galería blanda que «era un espacio donde pasaban cosas,» según lo explica ella misma. «Sentía que el arte era para todos y quería que la gente viva el arte. La idea era decolocarlos.» Para participar de este castillo de colchones hay que sacarse los zapatos y simplemente ingresar.
El cuarto eje, según indicó Victoria, es Marta como personaje pop y lúdico. Ambas explicaron que las creaciones de la artista buscan involucrar al público, y transformar la situación en fiesta. Son épocas del Happening, y de lo que Marta denominó Kidnappening (de secuestros). Como si fuera poco, la artista quiso crear en elos 80 un Partenón de Libros, con nada menos que publicaciones prohibidas por la dictadura. Así que la semana anterior a la asunción de Alfonsín, la artista recorrió las principales editoriales en busca de estos libros. Armaron una réplica del Partenón y la gente podía ingresar y visitarla. Luego, al finalizar la obra se desarmó el Partenón y se regalaron los libros a quienes estaban allí presentes. Por último, el quinto eje es Marta y su relación con la fama, que la artista utiliza como herramienta de su propio trabajo. «Utilicé la fama, para poder seguir trabajando«, contó la artista.
Tomá nuestra recorrida virtual de la expo, y la semana que viene te mostraremos todo lo que pasó en este vernissage.
