Empecé a ir al BAFWeek cuando estaba en la secundaria pero fue muchos años después que me di cuenta cuánto amaba estar ahi. No me importaba hacer eternas colas para ver sólo un desfile en todo el día, la magia era lo que me mantenía en pie.
En mi caso, el desfile que lo cambió todo fue el de Mariano Toledo, allá por agosto del 2007. Mi mamá había conseguido invitaciones del Unicenter (sponsor de ese entonces) y nos fuimos ávidas de moda a La Rural. Cuando entré a la sala mi mundo cambió para siempre.
Nos esperaba una estructura náutica en el medio de la pasarela. La sala estaba más que llena, y las filas de prensa, celebrities e invitados ya estaban completas. Los que teníamos invitaciones fuimos los últimos en entrar y nos tocó sentarnos en las gradas, arriba de todo. El desfile estaba por comenzar. Desde ahí se veía todo oscuro. Recuerdo cuando entró la primera modelo y la pasarela se fue iluminando progresivamente con su paso. Era mágico. Con cada pasada, la ilusión continuaba.
Hoy, 10 BAFWeeks después me siento a reflexionar sobre la verdadera magia que como espectador uno admira.
Poder pasar del otro lado de la cortina no rompe el hechizo, sino todo lo contrario. Detrás de escena hay un gran equipo de personas que se encarga de armar todo: desde la escenografía, hasta la música, la iluminación, el makeup, el pelo, el vestuario, la coordinación de pasadas y las bellísimas modelos, sin olvidar a las agencias de prensa.
Es una gran familia que ama lo que hace y que trabaja constantemente en pos de que, desde el otro lado, se vibre el encanto de las prendas que llevaron largos (y arduos) meses crear. Me siento parte, y es un honor poder estar de los dos lados de la cortina.
En esta edición quisimos rendirles un homenaje y mostrar a los lectores todo lo que pasa detrás de escena, para que sientan como nosotros la magia de la moda.
Love,
Betsy.-
